martes, 18 de marzo de 2014

Femeninos y duales

Algunos términos deben emplearse en la misma forma tanto en femenino como en masculino: modelo, testigo, piloto, portavoz, cónsul... En ellos será el artículo (el/la) el que marque el género. En estos casos no tenemos que llegar a los ridículos e incorrectos extremos de: "la testiga', 'la cónsula', 'la portavoza'... Lo enunciaremos en masculino y con el artículo en femenino. Pero en aquellas palabras en las que existe una forma femenina, esa es la que ha de usarse: médica, jueza, perita, técnica, abogada o bailarina.

Donde existe dualidad, en casos como poetisa o lideresa, bien estará el empleo de estos femeninos, pero igualmente correctos serán los masculinos genéricos: la líder o la poeta. También ocurre con bedel (cuyo femenino puede ser la bedel' o 'bedela') y oficial (cuyo femenino puede ser 'la oficial' o 'la oficiala').

El masculino gobernante ofrece, pese a tener un femenino claro en gobernanta, un problema de ambigüedad y sexismo (el femenino de esta palabra designa un puesto inferior que su masculino). Su significado es diferente, por lo que nos vemos todavía obligados a usar la gobernante para quien dirige un país. Igualmente, hay términos como embajadora o presidenta que tradicionalmente se han usado para designar a la mujer del embajador o el presidente, por lo que emplear 'la presidente' alejaba el término del anterior valor. Por fortuna todo eso ha ido cambiando y aquel antiguo significado casi ha desaparecido, así que la forma femenina ya no suele generar problemas sexistas que justifiquen aquel antiguo empleo.

Un símbolo mixto* La arroba (@) En algunas ocasiones hemos visto este símbolo para englobar a ambos géneros, como en Día del Niñ@, pero la Real Academia desaconseja su uso por ser un símbolo y por tanto ajeno al sistema de signos lingüísticos. Además, su pronunciación es imposible. Sin embargo, podría llegar a normalizarse su uso en carteles, publicidades, etc., sin resultar incorrecto, pero nunca debe emplearse en el desarrollo de textos sobre actividades académicas y culturales.

Un consejo

Nos hemos acostumbrado a que con 'hombres' se nos incluya a todos, y es cierto que se trata de un masculino genérico que puede referirse tanto a ellos como a ellas. Ahora bien, se recomienda, cuando sea posible y siempre que no recargue innecesariamente el texto o el discurso, la búsqueda de posibilidades que incluyan claramente a la mujer. Así, por ejemplo, en lugar de 'mis alumnos' puede decirse 'mi alumnado', o en vez de 'todos los hombres' podemos optar por 'todas las personas'.

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